A continuación, intentaremos identificar algunos de los mecanismos que, en el ámbito de la imaginación social (y la ideología), permiten al sistema de dominación imperante mantener su funcionamiento.
Frente al análisis de una posible subjetividad autónoma (representada aquí por el anarquismo y el zapatismo), los resultados de dicho ejercicio nos permitirán bosquejar el contexto social-histórico en el cual esta se encuentra inserta, y del cual, en consecuencia, se desprenden los obstáculos que dicho proyecto deberá superar para constituirse en alternativa (frente a las subjetividades heterónomas que promueve la dominación).
A propósito de la utopía, Marcos refiere una enseñanza del Viejo Antonio: Una estrella mide lo que está lejos; una mano — forma humana de la estrella — mide lo que está cerca para llegar lejos. (Juan Villoro, La estrella zapatista, 03/Ene/2016)
El papel que (al menos desde el anarquismo y el zapatismo) juega la memoria colectiva en la posibilidad de una subjetividad autónoma, nos coloca frente a la premisa (como punto de partida en el análisis que sigue) de que la historia (en tanto discurso oficial sobre el pasado común de una colectividad) constituye un mecanismo indispensable para la dominación, en el ámbito del imaginario social.
De acuerdo con esta hipótesis, la memoria colectiva (que calificamos aquí como otra historia) es a los grupos subordinados lo que la historia (como discurso oficial) ha pasado a ser para los dominadores.
Cabe aclarar que cuando nos referimos a los dominadores, lo hacemos siguiendo en esto a Scott (2000), el cual se refiere de esta manera a los grupos sociales que, en la práctica, ejercen el poder en un sistema de dominación. Concepto este último que alude a su vez a la institucionalización de un sistema para apropiarse del trabajo, los bienes y los servicios de una población subordinada (Scott, 2000, p. 19).
Como se puede observar, lo anterior implica para Scott la posibilidad de calificar como grupos subordinados, o dominados, aquellos que se encuentran sometidos a dicho sistema y la expropiación correlativa.
Pero ya que nuestro objetivo es comprehender aquellos aspectos de la dominación que van más allá de lo económico, hemos optado por yuxtaponer el concepto de Scott recién expuesto, con aquella tipología mediante la cual el pensamiento zapatista comprende dicho fenómeno. Por ello, entenderemos la dominación como la institucionalización (no sólo) de un sistema de expropiación, (sino también de uno que implica el) despojo, represión y desprecio dirigido contra una población subordinada (CG-EZLN, 2007).
Gracias a esta reconceptualización, la historia se traduce en un mecanismo por el cual, los dominadores buscan naturalizar el status quo (explotación, desprecio, represión y despojo) frente a (y de) los grupos subordinados.